Bueno, pues aquí estoy de nuevo, un año más, con “EL POST”. Los hay que publican todos los días, otros todas las semanas, otros todos los meses, y yo voy a publicación por año. La verdad es que ya era hora, porque llevo tiempo queriendo contar todo lo que voy a contar, pero no ha sido hasta ahora cuando he encontrado la forma de hacerlo, ahora que se ha cerrado el círculo. Al final de este post lo explico.
Anteriormente conté que después de haber hecho Ironhack, haber trabajado sin mucho éxito en una consultora en Madrid y haber pasado el verano entero programando en la Devscola, finalmente entré a trabajar como “Desarrollador Back End Junior” en The Cocktail. Madre mía, y para contar esto escribí un post ??♂️.
Hoy, 2 de Octubre se cumple un año exacto desde el día que entré a trabajar en The Cocktail en Madrid, y quiero contar lo que es trabajar allí. Por supuesto, lo que aquí cuento es mi experiencia y solo mía, y no tiene por qué coincidir con la experiencia de cualquier otra persona que haya trabajado aquí. Es como yo lo vivo, y lo percibo.
Empecé a trabajar en The Cocktail con el prejuicio de creer que al ser una empresa con tantísima gente (hoy más de 350 personas), todo sería muy impersonal, distante e individualista. En mi vida laboral he trabajado para varias grandes empresas y así ha sido en la mayoría de las ocasiones. Como se suele decir, en ese tipo de empresas, eres un número.
Traté de ser prudente, ya que a todos nos pasa, que nuestra empresa mola mucho los dos primeros meses, y pasado ese tiempo, como dice Carlos Goñi, te das cuenta de que “el caballo blanco era alquilado”, y ya no ves las cosas de la misma manera y empiezas a ver todas las pegas.
Pero no, pasa el tiempo, las semanas, los meses, y cada día me levanto con unas ganas tremendas de arrancar el día, de aprender cosas nuevas, de disfrutar. Exacto. No puedo decirlo de otra manera: Disfruto.
Disfruto porque tengo la suerte de que toda la gente que forma o ha formado parte de mi equipo de trabajo mola mucho. Nuria y Luismi, a quienes nunca podré agradecerles todo lo que me han enseñado. Clara, Rodrigo, Elisa, Pelayo, Isma, … así como el resto de mis compañeros de Tecnología (“La Ruby Room”).

Disfruto porque percibo día a día mis progresos, y algo muy importante, aquí me los dan a conocer en todo momento.
Disfruto porque lejos de resultar un lastre en mi condición de desarrollador junior, mis compañeros y mis jefes, dedican tiempo y ganas en enseñarme, en ponerme retos, en darme cada vez más responsabilidades, en aplaudir mis logros, y en apoyarme en mis errores. Y aunque escrito parezca algo evidente, señoras y señores, esto es todo lo que necesita cualquier persona que empieza en una profesión. Tenga la edad que tenga 😉
Por mi parte, como todavía no podía ofrecer años de experiencia programando, he estado ofreciendo algo que me sobra: Motivación y pasión, y con ello todo ha ido rodado. Y hoy, un año después, sigo igual de motivado o más que el primer día, y por supuesto, con muchos más conocimientos, que me han permitido ir creciendo.
Como ya conté al principio de mi historia de reinvención, soy un “motivao”, siempre lo he sido, y mi camino por esta vida se lleva trazando por aquellos sitios donde he encontrado esa motivación. Lo que me motiva, tarde o temprano, lo consigo.
Y hay que estar muy “motivao” y te tiene que apasionar mucho lo que haces para viajar todos los domingos a Madrid y volverte todos los viernes, para poder estar el fin de semana con MiniSahuqui, aunque he podido trabajar algunos lunes y viernes en remoto. No os podéis imaginar mi drama interno cada domingo en el momento de despedirme de él, y las ganas locas y los nervios de volverle a ver cada viernes. Por otra parte, he podido pasar más tiempo con Clara quien también lleva yendo y viniendo de Madrid todas las semanas hace ya 3 años, peleando con su empresa, Influencity.
Hasta diciembre aproximadamente estuve viajando en coche, pero cuando llegó el mal tiempo y después de un par de viajes conduciendo extremadamente cansado, empecé a viajar en tren. Me he hecho un experto en conseguir billetes de AVE baratos a una media de 25€-30€ por viaje en grupos de Whatsapp y Facebook.
Vivir en Madrid es toda una experiencia. Después de todo este tiempo, puedo decir lo distinta que es de Valencia. Y nunca he podido dejar de comparar lo bueno y lo malo de cada una de ellas. Madrid me ha abierto mucho la mente, me parece una ciudad fantástica, con un transporte público que convierte a esa gran urbe en una ciudad cómoda, con muchos lugares y rincones maravillosos, y no me importaría quedarme a vivir en ella un largo tiempo.
Aunque, eso sí, como valenciano, he de decir que en Madrid no tienen ni puñetera idea de lo que es un buen almuerzo, y me parece aburridísimo que el almuerzo popular sea un pincho de tortilla o una tostada con tomate. Sin embargo, es maravilloso que los camareros te pregunten siempre cómo quieres la leche, sujetando una jarra con leche caliente y otra con leche fría esperando a que le indiques. Eso no lo he visto en Valencia en mi vida. A ver si aprendemos…
Entre otras cosas, este año también dejé de ser trabajador autónomo. Cuando empecé a trabajar en The Cocktail, todavía era franquiciado de lomejordelbarrio.com y tenía pendiente hacer alguna web ya apalabrada. Y aunque contaba con la ayuda de una compañera que me llevaba el peso comercial de la franquicia, necesitaba focalizarme en programar y a los 5 meses traspasé a todos mis clientes y cerré otra etapa en mi vida de la que me siento muy orgulloso, con la que pasé unos años maravillosos y duros a la vez. Una etapa que supuso una oportunidad laboral que a su vez me llevó hasta el camino en el que me encuentro ahora.
Volviendo al presente, quizá alguno se pregunte ¿y cómo es trabajar como desarrollador en The Cocktail?. Aunque tenga que recordar que lo que aquí cuento, es una experiencia puramente personal, he de decir que he estado en multitud de conversaciones y “corrillos” de compañeros, donde se hablaba de la empresa y la verdad es que en 99% de las veces la opinión sobre trabajar en The Cocktail siempre ha sido muy buena. La gente aquí está contenta, el ambiente es genial, y se aprende mucho todos los días, lo que no quita para que el trabajo sea exigente.
Creo que lo he dejado claro. The Cocktail me gusta. Me parece un gran lugar donde trabajar, y en este tiempo he visto cosas que me han hecho sentirme orgulloso de dedicarle a ella mi esfuerzo diario.
Una de ellas es el Código de Conducta que impera en ella y que todas y cada una de las personas que empiezan a trabajar aquí se comprometen a cumplir. Como un día dijo nuestro CTO: “La esencia de The Cocktail es el Código de Conducta”. Os recomiendo abrir el enlace y leerlo. Y si se lo podéis enviar a algún jefe que necesite tome nota, mejor.
Me siento orgulloso de pertenecer a una empresa que defiende la diversidad y el respeto a cualquier opción sexual, que no tolere comportamientos sexistas, racistas, xenófobos, etc., que apoye y ofrezca ayuda y facilidades a las futuras mamás y papás, de que ayude a sus empleados a crecer dentro de ella, y en definitiva, de que sea una empresa que invierta en la felicidad de las personas que la conforman. Siempre habrá mucho que hacer en estas materias, pero aquí ya están en el camino.
Y mucho más orgulloso cuando, en mi caso, en el mes de Junio, de repente me surgió la necesidad de volverme a Valencia para estar más con Hugo. Desde que me fui a Madrid, viví con la incertidumbre de no saber cuándo podría volver a Valencia y aunque tenía la intención de pedir algunos días en remoto para estar más tiempo con Hugo, la situación me vino de forma algo fortuita.
Mi primera reacción fue miedo. Miedo a tener que dejar la empresa en la que me encontraba tan feliz. La única opción era que me permitiesen trabajar en remoto, y siendo sincero, hasta ahora The Cocktail no era una empresa que tuviese “en su ADN” el trabajo en remoto. Es cierto que esporádicamente no pone ningún problema en trabajar desde casa, y también hay algunos desarrolladores que están “full remote”, pero son desarrolladores con mucha experiencia. Y yo, aunque mis compañeros Nuria y Luismi se enfadan cuando lo digo, todavía me considero “junior”. (Sorry team ?)
El caso es que al día siguiente me reuní con el Jefe de Tecnología, le planteé mi situación y le dije que necesitaba trabajar en remoto. No paró a pensarlo ni dudó ni un momento. Me dijo que sí. Todo iba sobre ruedas. Esto ocurrió a finales de Junio, y empezaría a trabajar en remoto en Septiembre. Así que durante esos meses traté de aprovechar al máximo mis días en las oficinas de The Cocktail.
Y aquí no acaba todo. A la semana aproximadamente, me contactaron de una empresa en Valencia que busca desarrolladores, y con la que soñaba con trabajar ahí desde que empecé a programar. Vaya, estas cosas siempre ocurren así. Cuando mejor te encuentras en un sitio trabajando, va y te llaman de la empresa de tus sueños. No quise perder la oportunidad de hablar con ellos, pero solo para decirles que actualmente no buscaba trabajo y para darles las gracias. Me dijeron que cuando lo necesitase hablase con ellos, y me desearon suerte. Quizá, la empresa de mis sueños, ahora es otra.
Muy bien todo ¿no?. Pues aún hay más. Al día siguiente, entro muy pronto a trabajar, sobre las 8:15 aprox., y mi Jefe de Tecnología, pasa por mi lado y me dice: “-Sahu, ¿nos podemos reunir?. Me reúno con él, me comenta que ya ha puesto en marcha el tema de mi trabajo en remoto en recursos humanos, y después me dice: “Como sabes, estamos contentos con tu rendimiento y queremos recompensarte con una subida de salario”.
¿Ein? ¿He oído bien?. ¿Que me van a subir el sueldo?¿sin yo haberlo pedido?. En serio, ¿OS PARECE NORMAL?
Y justo el día después de haber rechazado la oferta de la empresa en la que aspiraba trabajar. Como comprenderéis, no es que estoy contento, es que estoy flipando.
Pues bien, ya llevo un mes trabajando en Valencia “full remote”, con compañeros que están en las oficinas de Oviedo, de Madrid y en remoto desde Lugo. Y aunque echo de menos Madrid, estar cada día con mis compañeros, estoy muy feliz de poder volver a llevar y recoger a Hugo del cole, pasar las tardes con él y en definitiva pasar más tiempo con él. Y por cierto, ya he vuelto a la Devscola. Que también tenía ganas.
Y aquí es donde se cierra el círculo que comentaba al principio. Aposté mucho cuando decidí aprender a programar y aposté mucho cuando decidí irme todas las semanas a trabajar a Madrid, esperando a que algún día todo esto hubiese valido la pena. Y ya puedo decir que sí, aunque me ha valido la pena en todo momento, y lo volvería a repetir si hiciese falta.
Pero no está todo hecho. A mis casi 41 años, me encuentro como si tuviese 20, todavía empezando en una profesión e ilusionado con todo lo que queda por aprender.
Y en realidad todavía me encuentro al principio de todo.
Nota: Ah, y si eres desarrollador y estás buscando una empresa guay donde trabajar en grandes proyectos, y aprender mucho junto a profesionales de todo tipo de disciplinas digitales (UX, Diseño, Data, SEO, Sistemas,…) ya sea in-situ o remoto, seguro que hay muchas empresas, pero yo por ahora solo te puedo recomendar The Cocktail y aquí hay trabajo para aburrir, o mejor dicho, para divertirse.
Disfrutar en el trabajo es fundamental, ahí vas a pasar unas 10 horas todos los días laborables. Yo siempre lo conseguí, y sigo sin saber, si tuve una suerte loca, o tengo buen conformar, o una mezcla de ambas cosas. El caso es que muchas veces, he pensado que si mis jefes supieran lo que me divierto trabajando, me reducían es sueldo.
Hoy jubilado, sigo disfrutando y aunque la vida no tiene marcha atrás, si la tuviera seguiría hacia delante, por que vivir, es hacer un camino, y pararse o retroceder, aparte de ser imposible, sería dejar de abrir cajas de sorpresas, que es lo que es vivir y lo más maravilloso que nos puede estar pasando, aunque a veces no nos demos cuenta y pensemos que somos unos desgraciados.
Me alegro que tu también lo estés pasando fenomenal en este este Jardín de Continuada Infancia que es la vida donde cada día pasan cosas nuevas aunque a veces lo nuevo , esque no pasa nada nuevo. Lo importante es saberlo ver, y gustar,.
Muchas gracias por este comentario Félix. Me ha encantado tu reflexión y tu manera de ver las cosas. ¡Seguiré abriendo cajas sorpresas con ilusión y ganas!