
Esta carta la terminé de escribir justo un día antes de que mi madre falleciera. He considerado necesario hacerla pública por lo que pueda ayudar, por poco que sea, a concienciar sobre un problema que no parece preocupar demasiado.
Valencia, 25 de julio de 2021
Hola. Mi madre ha estado ingresada en el Hospital Clínico Universitario de Valencia desde el 26 de abril, día en el que le diagnosticaron un carcinoma peritoneal, hasta el día 5 de julio (casi 2 meses y medio), y aunque tiene clarísima la gravedad de dicha enfermedad, lucha día a día para eso, para arrancar días a la vida, y si es posible permanecer en ella junto a su familia y amigos el máximo tiempo posible. No se quiere morir.
Ya lleva el 4º ciclo de quimioterapia y hay días buenos y días malos. Días en los que está peleona decidida a todo por salir de aquí, y días en los que se “escachufla” en la cama y no quiere ni moverse. Desde que fue ingresada no ha podido andar, y aunque está haciendo rehabilitación, su mayor logro en este aspecto es permanecer de pie, pero con ayuda para poder levantarse.
Durante todo el tiempo hospitalizada, ha estado en varias plantas, varias habitaciones, con bastantes compañeras diferentes de habitación, y por supuesto, ha sido atendida por multitud de profesionales de la sanidad. Y es en esta parte a donde quiero llegar a parar en primer lugar.
Quiero felicitar y agradecer a partes iguales a todas y cada una (sirva el femenino por mayoría para abarcar ambos géneros) de las auxiliares, enfermeras, doctoras, celadoras, fisioterapeutas, etc. De corazón. De parte de mi madre, de la de mi hermana, y de la mía. Aparte de la gran profesionalidad con la que desempeñáis vuestro trabajo, quiero destacar vuestra empatía y humanidad, que hacen que el día a día en el hospital sea algo menos duro.
PERO… (siempre hay un pero), hay algo que me gustaría remarcar como un problema, y no creo que se trate de un problema solo de este hospital, sino de la sanidad de este país en general y que si algún responsable de ese “problema” me lee, quizá se plantee como mínimo, si hay alguien que se esté equivocando y que pueda hacer algo al respecto.
El problema que quiero remarcar es la poca importancia que se le da a la alimentación como factor para la recuperación de los enfermos, sobre todo los de larga estancia en el hospital. Desde que mi madre ingresó hasta que salió, he podido constatar la pobreza nutricional con la que se alimenta a los enfermos, o con un aporte nutricional totalmente contradictorio. Mi madre es diabética y hay días que con cerca de 300 mg/dL de glucosa, le han dado para desayunar galletas o pan, para comer macarrones y para cenar fideos. Y a nadie le preocupa porque se dispensa la insulina que haga falta, a pesar de los consecuentes problemas que la hiperinsulinemia acarrea. No entraremos a valorar el sabor de la comida, que no me quiero imaginar la cantidad de comida que se tira todos los días porque ni siquiera unas sencillas lentejas se pueden comer de lo malas que están (Aunque me consta que ya se ha cambiado la empresa de cocina).
Independientemente de la patología que tenga el paciente, considero que algo tan importante como es la alimentación, no se tiene suficientemente en cuenta. Y sobre todo, habiendo tantos estudios experimentales (no epidemiológicos) que avalan determinadas dietas como supresoras de gran cantidad de enfermedades metabólicas, y enfermedades tumorales. Mi impresión (y diría que convencimiento) es que lo que se avanza por una parte mediante el suministro de fármacos, se atrasa por otra mediante la comida que se ofrece cada día en el hospital. Todos y cada uno de los alimentos que se suministran cuentan, para bien o para mal. La dejadez de, quien quiera que sea, en este sentido podría estar lastrando el trabajo que por otra parte hacéis y para la que os levantáis todos los días.
Quizá sea el momento en que los profesionales de la sanidad sean conscientes de lo importante que es ofrecer alimentos densos nutricionalmente, y tener en cuenta el alto coste de oportunidad que supone para un enfermo que se le ofrezca una comida cargada de carbohidratos, harinas, azúcar, etc. (totalmente prescindibles e innecesarios), en lugar de una comida cargada de proteínas, ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales, que son elementos que realmente necesita nuestro cuerpo para una vida sana.
Si desde los profesionales de la salud, la correcta nutrición no es considerada como la mejor medicina, es difícil que el resto de la sociedad así lo considere.
Dicho todo esto, y con la esperanza de que llegue a quien deba llegar, quiero de nuevo agradecer a todo el equipo de personas que atiende día a día a mi madre en el Hospital Clínico Universitario de Valencia, porque sé que ponen todo su empeño, profesionalidad y mejor sonrisa para tratar de que mejore y cuidarla.
GRACIAS.
José Ramón Sahuquillo Caballero
Tristemente es lamentable que en hospitales la alimentación sea tan mala. Faltan Nutricionistas en toda la seguridad social y gente que se recicle en nutrición.
Totalmente de acuerdo!! Vuelve a ganar la batalla los alimentos baratos para compensar luego con más fármacos, es un circuito vicioso.
Simplemente alimentación correcta, seguro que todos podemos aportar un granito de arena, con nuestra humilde opinión.
En algún momento de nuestras vidas pasaremos ó hemos pasado por ahí…. agradecimiento a todos los profesionales de nuestra sanidad.
Ánimo
Lamento mucho todo pues no hay palabras para consolarte hay que pasarlo y seguir la vida. Ánimo y busca tu vida ella se quedara siempre en el recuerdo.