Hace ya 7 años que empecé este blog, a post por año, y lo cierto es que he estado a punto de no escribirlo esta vez. Me explico.
Cada año al llegar septiembre ya tenía un montón de experiencias acumuladas, pensamientos y cosas nuevas que me habían ocurrido durante el año que me apetecía contar. Cosas que iban tomando forma poco a poco y que iba preparando para dejarlas caer en el post anual. Pero este ha sido un año diferente. No tengo muchas cosas nuevas que contar.
Mi forma de ver este año ha sido como si los años anteriores hubiese estado avanzando por dentro de un bosque frondoso y desconocido, sin sendas ni caminos, en el que de vez en cuando me conseguía orientar, y en otras ocasiones me perdía y avanzaba con dificultad. En ocasiones divisaba un lugar al que quería llegar. No conocía la ruta, pero el objetivo era llegar.
Digamos que este año para mí ha sido como si hubiese encontrado un camino en ese bosque. El camino aunque con sus obstáculos, es mucho más cómodo y me permite divisar el bosque recorrido y ver mejor hacia dónde voy. Pero sobre todo me permite disfrutar. Y no habría sido posible disfrutar de esto sin haber cruzado el bosque.
Antes de entrar en el bosque me encontraba con un futuro bastante incierto.
Mi salud en ese momento no era tan mala como llegó a estar más adelante, pero sí estaba empezando a ir en declive y mis hábitos de entonces eran parte del problema.
Por otra parte, profesionalmente estaba en la cuerda floja, alejado de la profesión para la que estudié en la universidad y a la que dediqué mucho esfuerzo y muchos años de mi vida. Estancado en el Marketing digital como freelance, en el que estaba aprendiendo pero que veía complicado crecer económicamente.
Y por qué no mencionarlo. Ya me encontraba en otra relación después de mi divorcio, unos años atrás. Y con un hijo. A priori no tenía pinta de ser fácil. El equilibrio emocional y sentimental era otro parámetro a tener en cuenta. Y había estado muy desestabilizado durante demasiado tiempo.
En definitiva. Salud, dinero y amor.
Salud
Cuando era un chaval, este es un concepto que no me solía preocupar tanto, más allá de tener sobrepeso y los problemillas del día a día que ello me acarreaba.
Con el tiempo, llegué a alcanzar una obesidad severa que sí que hizo replantearme todo. Ya me había rendido hace tiempo después de haberlo intentado prácticamente todo, sin embargo empecé a hacer deporte con un entrenador, y la motivación de mejorar, me llevó a descubrir otras formas de alimentación más acordes con la fisiología y la evolución humana. Para mí, lo más complicado fue romper con todo lo que hasta ese momento creía que era una alimentación sana. Ya conté en este post que descubrir que comer sano no tiene nada que ver con calorías, sino con densidad nutricional. Que es mejor comer mucho pocas veces, que comer poco muchas veces. Eliminar el azúcar de mi alimentación, junto con las harinas y los aceites de semillas ha sido una de los mayores detonantes en la mejora de mi salud. Darle la vuelta a la “Pirámide Nutricional” a la que yo llamo “Pirámide Comercial” ha sido el mejor descubrimiento. Basar la alimentación en grasas y proteínas de origen animal alimentados preferiblemente con pasto, carnes rojas, mantequilla, huevos, marisco, pescado, etc., me ha devuelto la salud.
Por otra parte, entrenar todas las semanas con “El Killer” y en el equipo de remo, son mis prioridades. Evidentemente nunca voy a llegar a ser un atleta ni voy a hacer grandes marcas. Ni siquiera me preocupa. Siendo sincero, hacer deporte en sí no es lo que más me gusta. De hecho puedo pensar en un montón de cosas que preferiría hacer antes de entrenar. Pero entrenar me sienta muy bien, y me hace pensar que cuando llegue a cierta edad, podré seguir valiéndome por mí mismo, sin tener que inflarme a medicamentos, sin que otros tengan que cuidarme, pudiendo tener muchos más años con calidad de vida.
Este año he sabido lo que es tener una lesión. La zona del tendón de Aquiles me ha estado dando por saco. Nunca antes había ido a un fisioterapeuta, y ahora es algo que hago más de lo que me gustaría. Me levanto muchos días con dolor, sobre todo tras entrenamientos de carrera más exigentes. Ya no salgo tanto a correr por mi cuenta y es algo que me fastidia porque me gusta. Sobre todo las carreras con mi hermana, bien prontito, y luego tomarnos nuestro café al sol junto al mar.
Ahora estoy mejor, no al 100% pero este año quiero hacer algunas carreras populares con mi hermana, y todo apunta a que en un par de meses remaré la travesía de Santa Pola – Tabarca, quizá la competición de remo más dura que se celebra en la Comunidad Valenciana.
Dinero
En realidad, esto no va solo de dinero, sino de la forma de ganarlo.
En el 2010 me quedé en el paro tras muchos años trabajando como Arquitecto Técnico, y tras ese palo, decidí emprender como freelance en el mundo del marketing digital, el cual no se me daba mal. Pero años después me vi bastante estancado y sacar un sueldo decente era muy complicado. Por suerte el desarrollo web se cruzó en mi camino, y seguí por ahí. Volví a ser un junior con 40 años. Y desde entonces no he parado de avanzar en esta profesión. Una profesión con unos valores totalmente contrarios a los que había vivido en la construcción.
Mi experiencia trabajando en obra, salvo por los grandes amigos que hice en aquella época, en general no fue buena, sobre todo si la comparo con mi experiencia como desarrollador.
Un técnico de obra no tiene horario. Sabes cuándo empiezas, pero no cuando terminas. Trabajar sábados y hasta domingos no era algo raro.
Como técnico tenía una responsabilidad sobre la vida de otras personas, las cuales en muchas ocasiones hacían caso omiso hasta a las normas básicas de seguridad. Esto lo llevaba bastante mal.
En muchas ocasiones tenía que tratar con gente sin escrúpulos, sin educación. Y os aseguro que me lo he encontrado hasta en otros técnicos. Recuerdo un Arquitecto, que llegaba hasta arriba de cocaína a la obra, y las visitas de obra eran un infierno.
Y uno de los factores por los que un día creí que me había equivocado de profesión fue cuando me dí cuenta que no quería ser como mis jefes. Alguno se salva, pero en general, para ascender en este mundo hay que aprender a ser más “hijoputa” que los demás. Y entendí que esta profesión me estaba convirtiendo en una mala persona.
Sin embargo, mi experiencia en el mundo de la programación está siendo todo lo contrario. Evidentemente te puedes encontrar de todo, pero la tónica general es la de compartir conocimientos, en un entorno donde quien puede ayudar a quien lo necesita, lo hace. La filosofía Open Source es una muestra de que existe la voluntad de crear proyectos digitales que sean patrimonio de todos.
Mi proceso de aprendizaje no ha sido fácil ni rápido. Pero desde luego que he encontrado mucha ayuda por el camino. Tanto de compañeros como de jefes. Aunque nunca dejas de aprender. Creo que siempre me voy a considerar un junior. Cuanto más aprendes, más te das cuenta de lo poco que todavía sabes.
Es un trabajo bastante estático a nivel físico. Así que es difícil mantener un equilibrio entre salud y trabajo. Es fácil quedarse sentado todo el día y dejar de lado el ejercicio. En mi caso, lo mucho que disfruto de esta profesión no me impide que mi prioridad sea la salud. En las entrevistas de mis dos últimos empleos, dejé claro que para mí era imprescindible tener tiempo libre durante las tardes y que trabajar fuera del horario laboral no fuese algo común.
Para mi suerte, de momento he trabajado para empresas donde se considera tan importante cumplir objetivos como descansar para poder cumplirlos. Es un trabajo donde se necesita tener la mente enfocada y no es raro que si un día no has podido dormir porque te has desvelado o no te encontrabas bien, puedas decir perfectamente que necesitas descansar más y a nadie le extraña.
Y en mi último empleo, le he dado un empujón muy fuerte a mi inglés. Recuerdo lo nervioso que estaba justo antes de empezar mi primera reunión en inglés. ¡No había subtítulos! jaja.
Sigo en ello, tratando de mejorar. Siempre buscando mejores traducciones y formas de expresarse. Y también tratando de construir mi personalidad en inglés.
Lo más complicado no está siendo comunicarse en inglés, sino comunicarse sobre temas complejos y abstractos de programación, que incluso en castellano a veces son también complicados de entender.
El año pasado conté que me lancé a trabajar para mi actual empresa con el objetivo de ganar fluidez en inglés, y ahora digo que “antes me daba corte hablar en inglés porque lo hablo mal y ahora no me da ningún corte a pesar de hablarlo mal”. Aunque no nos vamos a engañar, he mejorado bastante.
Además me he encontrado con una empresa donde se trabaja muy a gusto, con un proyecto muy chulo, donde se aprende todos los días, y donde se valora de forma expresa tu trabajo. No es difícil que, cuando has hecho un buen trabajo, te digan “Great work!”. Reconocer el buen trabajo de los demás es algo que en la mayoría de sitios parece que cuesta bastante.
Y como colofón, cuando hice un año en la empresa, me hicieron una subida de sueldo bastante importante, lo cual te alegra tanto a nivel económico como a nivel moral. Es otra gran muestra de que me consideran valioso para mi trabajo.
Si hay un parámetro que sirve para medir lo feliz que me hace mi actual trabajo, ese es el de “los domingos por la tarde”. No olvido los nervios y dolores de barriga durante muchos domingos, que hace años, como Arquitecto Técnico, me producía el tener que ir a trabajar al día siguiente. Algo que hace mucho que no me ocurre. Esto también es salud.
Amor
En 2013 me divorcié después de unos 13 años de relación, de los cuales estuve casado 6 años. Con un hijo de entonces 4 años. Aunque doloroso, no fue un divorcio difícil. Al menos no tanto como otros que se cuentan por ahí. Cada uno por su lado, pero juntos en lo que atañe a nuestro hijo.
Después de esto, sinceramente no tenía ninguna intención a corto plazo de intentar rehacer mi vida con otra relación. Pero al poco tiempo se cruzó en mi camino Clara. Ella también se había divorciado hacía poco tiempo. El caso es que, aunque con algunos altibajos iniciales, la cosa empezó a funcionar. Hasta tal punto que Clara me pidió matrimonio y en marzo de este año 2023 ¡finalmente nos hemos casado!
Creo que Clara y yo hacemos un gran equipo, sin embargo somos muy diferentes en muchos aspectos, lo cual creo que a la larga es una gran ventaja. Clara está siendo uno de los grandes apoyos en estos últimos años. Ella es de las que cuando me planteo hacer algo, ella me dice “Te agarro el cubata”. Me ofrece su apoyo incondicional. Esto para mí es quizá la base de todo. Es difícil avanzar en la vida viviendo con alguien que te coarta y te pone barreras en todos tus planes.
Clara es alguien a quien respeto y admiro enormemente. Es una gran profesional. Y, como madrastra de Hugo, me ha dado grandes lecciones al implicarse al 100% con su educación y desarrollo. Me derrito viendo lo mucho que se quieren. Por cierto tenéis que escuchar el podcast que tiene Clara al respecto: «Madrastra sin Hijos».
Yo en ese aspecto lo he tenido mucho más fácil con Cooper :). Conseguir el amor de un perro no es complicado y él me tiene totalmente ganado.
Pero esto no solo va de amor de pareja. También cuento con el resto de mi familia y amigos. Que son un puntal enorme en el día a día. Y ver cómo ellos mejoran su salud, dinero y amor a mi me hace feliz.

Lamentablemente ya no cuento con mis padres, a los que echo muchísimo de menos.
Me encantaría que pudieran ver hasta dónde hemos llegado mi hermana y yo, y lo maravillosos que son sus nietos.
Mi padre, días antes de fallecer, se preocupó por saber si tanto mi hermana como yo éramos felices. Mi madre, también días antes, se preocupó por hacernos saber lo orgullosa que estaba de nosotros.
Mientras dure
En general las cosas me van bien, mejor de lo que esperaba. De momento, no tengo demasiadas preocupaciones y duermo tranquilo, que para mí es mucho.
Pero no bajo la guardia. He aprendido que en un instante todo puede cambiar:
- Que un buen día sin esperarlo puedes quedarte sin trabajo.
- Que la enfermedad puede llegar de repente y quizá antes de lo que uno espera.
- Que el amor puede ser efímero y que puede que algún día ya no estén aquellos a quien amas.
En definitiva, nada es para siempre y lo importante es disfrutar, no solo cuando has conseguido tus objetivos, sino cuando estás luchando por conseguirlos.
Todavía tengo muchos sueños que cumplir, pero no tengo prisa.
De momento voy a seguir disfrutando mientras dure.
Feliz de verte feliz. Enhorabuena por el camino recorrido.
¿Comemos? ????
¡Gracias!
Claro que si, ¡que tenemos que ponernos al día!
Me ha gustado mucho tu post José. Me gusta el momento vital en el que estás.
Te mando un fuerte abrazo como miembro del grupo de los hijoputas. Solo que en el extranjero, donde estoy, se portan mejor.
Adrián
Jaja, muchas gracias Adrián
Por cómo te conozco, dudo mucho que estés en ese colectivo. Uno se convierte en eso cuando ya le sale de dentro sin tener ni que esforzarse en ello.
Conozco mucha gente del sector, y sé que muchos no tienen la misma experiencia que yo, o lo llevan bastante mejor. Para mi, vivir aquello, me ha ayudado a valorar tantísimo lo que tengo ahora.
Un fuerte abrazo.