Un año después

Tal día como hoy hace un año comenzaba mi “hackeo personal”. El 24 de octubre de 2016 empecé el Web Developer Bootcamp de Ironhack, y todo lo que ocurrió hasta que terminé os lo conté en mi post anterior. Y efectivamente, no he publicado absolutamente nada en el blog desde entonces, aunque no ha sido por falta de ganas. Pues bien, voy a tratar de resumir en un solo post lo que he vivido desde el día que salí de Ironhack hasta hoy.

 

Una vez sales de Ironhack, el siguiente paso es buscar trabajo. Empecé a aplicar a aquellas empresas que buscasen a un programador junior en Ruby.

 

Mientras empezaba con la búsqueda, me acerqué a la Devscola, una escuela de programación en Valencia y que tengo muy cerca de casa. Anteriormente, cuando conté que iba a empezar en Ironhack, David Peña de la Devscola me dijo que cuando terminase sería bienvenido y no me lo pensé. Allí también conocí a Xavi Gost, uno de los “directores de orquesta” de la Devscola, una persona excepcional, que dedica su tiempo y su energía a formar a nuevos programadores, como cuenta en esta charla. En breve iba a comenzar un nuevo “Run”, y pensé que mientras estaba en búsqueda de trabajo, sería genial, seguir formándome.

 

Según la descripción textual de la Devscola, “un Run consiste en tres meses intensivos aprendiendo a programar en un entorno colaborativo, rodeado de otros como tú que quieren aprender a programar y asistido por mentores y ex-alumnos de la Devscola que te guiarán en ese aprendizaje. La Devscola es una comunidad de aprendizaje y todas sus actividades son gratuitas.”

 

¿GRATUITAS? ¡¡¡Mierda!!! y yo me había endeudado para pagar Ironhack y pasar 2 meses en Madrid!!!

 

No diré que me arrepiento de haber hecho Ironhack, pero si hubiese conocido antes la Devscola, es posible que todo hubiese transcurrido de otra manera. Y si alguien se cree que por ser gratuito, no es bueno, está muy equivocado. De la Devscola salen todos los años grandes profesionales que a día de hoy trabajan en grandes proyectos tecnológicos y que son muy valorados.

 

Pues bien, dio comienzo el Run al que empecé acudiendo diariamente como tenía que ser, pero por motivos profesionales/económicos empecé a faltar para sacar adelante páginas web que necesitaba facturar, y a la vez para realizar entrevistas, muchas de ellas en Madrid.

 

En Marzo (tres meses después de terminar Ironhack) conseguí mi primer empleo como programador, en una consultora de Ruby on Rails, en Madrid, por lo que me tuve que dejar el Run.

 

Solo estuve dos meses y medio en esa empresa. Cuando me contrataron fue evidentemente en calidad de programador Junior, me hicieron cuatro entrevistas antes de que me dieran el sí, la última en inglés, y creo que quedó claro cuál era mi nivel antes de entrar. Allí trabajan muy buenos programadores con un nivel muy alto. Yo iba dispuesto a aprender todo lo que se me pusiese por medio, pero mi lugar allí no cuajó. Me fui dando las gracias a todo el mundo y me llevé conmigo todo lo que pude aprender allí.

 

Aunque traté de ver la experiencia de la forma más positiva posible, la realidad es que después de aquello pasé un tiempo bastante jodido, por mucho que me convenciera a mi mismo de que la culpa no fue mía.

 

En cualquier caso, había una cosa que tenía muy clara. La única vida que me imagino ahora mismo es programando. Disfruto con ello, me pasan las horas volando y creo se puede ser muy feliz siendo programador.

 

Así que “recogí mis bártulos” y me volví a Valencia, a la Devscola, donde me recibieron con los brazos abiertos, como no podía ser de otra forma. Allí comencé a participar en un proyecto Open Source de accesibilidad muy chulo.

 

Me uní a Nacho, Raúl y Miguel, quienes ya llevaban un mes en ese proyecto, y estuve con ellos todo el verano todos los días de lunes a viernes, por las mañanas y muchas tardes. No he parado de programar en todo el verano, salvo un par de semanas de descanso al final de agosto. Hacer “pair programming” es uno de las mejores formas de aprender a programar, y haberlo hecho con esos compañeros más todavía. Por otra parte, se preveía un nuevo Run a primeros de Octubre y quería intentarlo de nuevo.

 

Conforme iba pasando el verano, también iba reduciéndose mi cuenta bancaria, ya que las webs que he ido haciendo por las tardes, no era suficiente para cuadrar cobros con gastos.

 

Durante el mes de Agosto hice varias entrevistas, algunas en Madrid y otras en Valencia. Pero sin muchas esperanzas. La verdad es que lo que realmente quería hacer era el Run, y Clara y yo ya habíamos trazado un “plan económico” para aguantar los tres meses que dura.

 

No hace falta que diga que Clara estaba conmigo a tope. Se vino conmigo a una paella de la Devscola donde conoció a todo el mundo, y cuando llegamos a casa me dijo: ¡TIENES QUE HACER EL RUN! Esta chica me pone el petardo en el culo siempre.

 

Pero la sorpresa llegó el lunes 25 de septiembre, en mi rutina diaria en la Devscola. Recibí una llamada de The Cocktail, una consultora web muy conocida con la que había hecho un par de entrevistas. Como había hecho las entrevistas hacía tiempo y no me llamaban, pensé que estaba descartado, pero la voz al otro lado del teléfono me dijo: – “Hola José Ramón, disculpa haber tardado tanto en responderte, nos encantaría poder contar contigo en The Cocktail, y si lo consideras, puedes incorporarte cuando tú quieras”.

 

¡ME HABÍAN ACEPTADO EN THE COCKTAIL! No me lo podía creer. The Cocktail es una consultora referente en la transformación digital de muchas empresas. Tiene unos 250 empleados y por lo que me había podido informar, el ambiente es muy bueno.

 

Al lunes siguiente me incorporé a The Cocktail como Backend Developer, con muchas ganas de empezar, no sin echar de menos a mis compañeros de la Devscola después de 3 meses de “pairings”, “testings” y “panceta squad” (almuerzos de los viernes).

 

No voy a negarlo, mi mayor miedo era que las cosas no fuesen bien como me ocurrió anteriormente. Pero desde luego, todo lo que tenía que ganar era mucho más que lo que tenía que perder.

 

Aunque venirme a Madrid tiene un coste enorme para mi: Hugo. A pesar de que los viernes salgo suficientemente pronto de Madrid para poder verle esa misma noche, los domingos ya estoy de vuelta y con el poco tiempo que llevo, ya se me hace muy duro cada vez que me despido de #MiniSahuqui. La tecnología me ayuda un poco y hablamos por Skype, e incluso a veces “ceno” con él a distancia.

 

Soy consciente de que todo esto para él también tiene un coste, aunque estoy seguro que en poco tiempo será un beneficio para todos.

 

Pues bien. Estoy en mi cuarta semana en The Cocktail, programando como Backend en Ruby on Rails en un gran proyecto para una conocida empresa española, y en un equipazo con 3 compañeros más, pero con un montón de compañeros desarrolladores que nos hacemos llamar la “Ruby Room”. El recibimiento no pudo ser mejor, la preocupación por todos mis compañeros para que me sintiese cómodo me alucinó, el ambiente es increíblemente bueno teniendo en cuenta la cantidad de personas que trabajamos allí.

 

En el poco tiempo que llevo, he realizado ya varias tareas, y he ido dando pasos hacia adelante, aprendiendo mucho y lo que más me ha flipado, es ver a mis compañeros alegrarse por mi y celebrando conmigo esos logros. Desde luego creo que estoy en el sitio ideal para crecer como programador y alcanzar mis siguientes metas (os las contaré en otro post).

 

No puedo evitar echar la vista atrás, cuando un día decidí “hackear mi vida” para llegar a ser programador. Todavía me queda mucho para llegar hasta donde quiero, pero ya he subido el primer peldaño y a día de hoy, trabajo como programador, con las mismas sensaciones e inseguridades que alguien que acaba de salir de la Universidad, pero con ya 40 años recién cumplidos, con todos mis compañeros más jóvenes que yo, algunos mucho, de los que lo estoy aprendiendo todo.

 

Para todo aquel que esté dudando en reinventarse personal o profesionalmente, en dar un vuelco total a su vida, solo puedo decirle una cosa: Sentirte dueño de tu vida, de ser quien quieres ser y estar donde quieres estar, es una de las sensaciones más maravillosas que existen. El truco es tener una meta y lo difícil es no desviarse ni rendirse.

 

No puedo terminar el post sin dar gracias a todos los que de una manera u otra me han ayudado hasta aquí.